10 Errores al Escribir Fantasía que Están Dañando tu Historia (y Cómo Solucionarlos)

 

¿Alguna vez te has preguntado por qué tu
historia de fantasía no funciona como esperabas?

Es una sensación frustrante, ¿verdad?
Tienes una idea increíble, mundos fascinantes y personajes llenos de vida, pero
algo no encaja. La historia no fluye, los lectores no se enganchan o, peor aún,
te das cuenta de que has caído en errores que debilitan la trama y restan
impacto a tu historia.

Es completamente normal cometer fallos
al escribir, especialmente en un género tan vasto y complejo como la fantasía.
Crear un mundo desde cero, desarrollar un sistema de magia coherente y lograr
que los personajes se sientan reales es un desafío enorme. Sin embargo, hay
ciertos errores comunes que pueden hacer que tu historia pierda fuerza,
coherencia o interés.

Pero no te preocupes, porque todo
tiene solución
. En este post, te mostraré los 10 errores más comunes al
escribir fantasía
, explicando por qué pueden arruinar tu historia y, lo más
importante, cómo evitarlos o corregirlos para que tu mundo y tus
personajes cobren vida como merecen. ¡Vamos a ello!

1. Un mundo sin reglas claras

🔥 Problema: Uno de los
errores más frecuentes en la escritura de fantasía es la falta de estructura y
coherencia en el mundo que se construye. Si las reglas internas de tu universo
no están bien definidas, el lector sentirá que todo es arbitrario, improvisado
y, en consecuencia, poco creíble. La fantasía puede incluir magia, criaturas
imposibles y territorios que desafían la lógica del mundo real, pero eso no
significa que todo valga. Si los eventos ocurren sin un sentido de orden, si la
magia no tiene límites o si las criaturas existen sin una razón clara, el
resultado será un mundo caótico que alejará a los lectores.

💡 Solución: La clave está
en establecer reglas claras y respetarlas a lo largo de la historia.
Pregúntate:

  • Si
    hay magia, ¿cómo funciona? ¿Cuáles son sus fuentes? ¿Quién puede usarla?
    ¿Qué costo tiene?
  • Si
    introduces criaturas fantásticas, ¿de dónde provienen? ¿Cómo interactúan
    con su entorno? ¿Tienen roles específicos en la sociedad o en la
    naturaleza?
  • Si
    creas nuevas culturas y civilizaciones, ¿cómo se organizan política,
    social y económicamente? ¿Cómo influyen sus creencias y costumbres en la
    trama?

Recuerda que no necesitas explicar todo en detalle, pero sí
asegurarte de que tu mundo tiene una lógica interna que lo hace creíble. Piensa
en la fantasía como un contrato con el lector: puedes inventar lo que quieras,
siempre y cuando las reglas sean consistentes y se mantengan a lo largo de la
historia. Si en un capítulo dices que un personaje solo puede usar magia con un
catalizador, pero más adelante lo ves lanzando hechizos sin él sin explicación,
romperás la inmersión del lector y harás que la historia pierda impacto.

📌 Consejo extra: Un
método útil para desarrollar la coherencia de tu mundo es escribir un pequeño
«manual de reglas» antes de comenzar la historia. No tiene que ser
extenso, pero sí lo suficiente para que tengas claro cómo funciona tu universo.
Si en algún momento te surgen dudas, podrás consultarlo y asegurarte de que
todo encaje sin contradicciones. ¡Tu historia ganará profundidad y solidez! 🚀✨

2. Personajes planos o sin motivaciones

🔥 Problema: Nada mata
más rápido una historia de fantasía que personajes aburridos, sin motivaciones
reales o carentes de conflictos internos. Un héroe que simplemente «hace
lo que debe hacer» sin razón aparente, o un villano malvado porque sí,
resultan poco creíbles y difíciles de conectar con los lectores. En la
fantasía, donde el escenario y la trama pueden ser extraordinarios, los
personajes deben ser el ancla emocional que haga que la historia importe. Si
sus decisiones no tienen un fundamento sólido o si parecen reaccionar a los
eventos sin un propósito claro, la narrativa se vuelve plana y poco memorable.

💡 Solución: Tus
personajes necesitan motivaciones claras y conflictos internos bien definidos.
Pregúntate:

  • ¿Qué
    quieren? Toda acción debe partir de un deseo. Puede ser salvar un reino,
    vengar una traición, encontrar su identidad o simplemente sobrevivir.
  • ¿Qué
    temen? El miedo es un motor narrativo poderoso. ¿Tienen miedo de fracasar?
    ¿De ser rechazados? ¿De perder a alguien?
  • ¿Qué
    los hace humanos? Incluso si no son humanos, necesitan defectos, dudas y
    contradicciones. Un protagonista perfecto es aburrido, mientras que uno
    con defectos se siente real y cercano.
  • ¿Cómo
    evolucionan? Un buen personaje no es el mismo al principio y al final de
    la historia. ¿Cómo le afectan los eventos? ¿Qué aprende?

📌 Ejemplo:
Imagina un mago exiliado con un enorme poder pero incapaz de salvar a sus seres
queridos en el pasado. Su motivación puede ser redimirse y proteger a alguien
ahora, pero su miedo es que, al usar su magia, repita los errores del pasado.
Su evolución podría llevarlo a aceptar que no siempre puede controlarlo todo y
encontrar otra manera de enfrentar los problemas.

3. Abusar de clichés sin innovar

🔥 Problema: La fantasía
es un género lleno de tropos y arquetipos que se han usado una y otra vez: el
«Elegido» destinado a salvar el mundo, el villano oscuro que quiere
destruirlo todo sin motivo, la búsqueda del objeto mágico que lo soluciona
todo… Estos elementos no son malos en sí mismos, pero si los usas sin aportar
algo nuevo, tu historia se volverá predecible y olvidable. Los lectores de
fantasía han visto estas tramas miles de veces y si no encuentran algo fresco,
perderán el interés rápidamente.

💡 Solución: Juega con las
expectativas del lector. No es necesario evitar los clichés por completo, pero
sí debes darles un giro que haga tu historia única. Algunas formas de hacerlo:

  • Subvertir
    el cliché: ¿Y si el Elegido no quiere su destino y hace todo lo
    posible por huir de él? ¿Y si la profecía es falsa o malinterpretada? ¿Y
    si el villano tiene razón y el verdadero peligro es el héroe?
  • Humanizar
    los arquetipos: En lugar de un villano que es malvado «porque
    sí», dale una motivación creíble. Quizá busca venganza por un pasado
    doloroso o cree que su causa es la correcta. Un héroe demasiado noble
    puede volverse aburrido; dale defectos, dudas y fracasos.
  • Mezclar
    influencias: Une elementos de diferentes mitologías, culturas o géneros.
    ¿Qué tal una historia de fantasía épica inspirada en la Ruta de la Seda en
    lugar de la clásica Europa medieval? ¿O un mundo donde la magia se basa en
    el lenguaje en vez de conjuros tradicionales?
  • Romper
    patrones narrativos: En lugar del típico viaje del héroe, podrías contar
    la historia desde la perspectiva del villano, de un personaje secundario
    que no entiende lo que sucede o incluso desde el punto de vista del
    «mundo» mismo.

📌 Ejemplo:
Imagina que hay una profecía sobre un niño que salvará el reino… pero resulta
que fue un invento del propio rey para manipular a la gente. O que el
«objeto mágico» que todos buscan no tiene ningún poder real y su
valor es solo simbólico. O que el héroe, al final, debe convertirse en el
villano para lograr la paz.

4. Exceso de descripciones y explicaciones

🔥 Problema: Es tentador
querer mostrar cada detalle de tu mundo, desde el color de las piedras hasta la
historia de cada rincón. Después de todo, has creado un universo fascinante y
quieres que el lector lo vea en su máximo esplendor. Pero hay un problema: demasiada
información puede frenar la historia y abrumar al lector. Si pasas páginas y
páginas describiendo una ciudad antes de que los personajes hagan algo en ella,
corres el riesgo de que el lector pierda interés. Lo mismo ocurre con
explicaciones extensas sobre el sistema de magia o la historia de una raza: si
no es relevante en ese momento, puede sentirse más como un manual que como una
historia viva.

💡 Solución: Aplica la economía
del lenguaje. La clave es dar suficiente información para que el lector
visualice el mundo, pero sin sobrecargarlo. Algunas formas de lograrlo:

  • Describe
    solo lo esencial: No necesitas explicar cada detalle del castillo si basta
    con decir que es imponente y tiene torres que rasgan el cielo.
  • Usa
    la acción para describir: En lugar de decir “el mago vestía una túnica
    azul con símbolos dorados de su orden”, puedes mostrarlo con naturalidad:
    “El mago se ajustó la túnica azul, sus dedos rozando los símbolos dorados
    que marcaban su rango en la orden”.
  • Integra
    la historia de forma orgánica: En vez de soltar un párrafo enorme sobre la
    historia de una guerra antigua, haz que un personaje la mencione en una
    conversación o que el protagonista vea una estatua conmemorativa y
    reflexione sobre ella.
  • Dosifica
    la información: No reveles todo el sistema de magia en el primer capítulo.
    Deja que el lector lo descubra conforme avanza la historia y los
    personajes interactúan con él.

📌 Ejemplo:
Mala descripción: El bosque era denso, con árboles de corteza rugosa y hojas
verde oscuro. El suelo estaba cubierto de musgo y raíces enredadas, y había un
olor a tierra húmeda en el aire. Pájaros trinaban en la distancia mientras el
sol filtraba su luz a través del follaje.

Buena descripción integrada en la acción: Avanzó con
cuidado, esquivando las raíces nudosas que sobresalían del suelo. El musgo bajo
sus pies amortiguaba el sonido de sus pasos, mientras la luz dorada del sol se
filtraba entre las hojas densas del dosel. Un trino lejano le recordó que no
estaba solo en aquel bosque primitivo.

5. Un sistema de magia sin consecuencias

🔥 Problema: La magia es
uno de los elementos más emocionantes de la fantasía, pero si no tiene límites
ni consecuencias, puede arruinar la tensión de la historia. Si un personaje
puede curar cualquier herida con un chasquido de dedos, revivir a los muertos
sin esfuerzo o destruir ejércitos sin sudar, entonces no hay verdadero desafío.
Los conflictos pierden peso porque la magia lo soluciona todo como un
«comodín», sin generar riesgos ni dilemas.

💡 Solución: Dale límites
y consecuencias a la magia. La magia debe ser poderosa, pero también debe tener
un precio o una restricción clara. Algunas formas de lograrlo:

  • Costo
    físico o mental: Tal vez usar magia agota al usuario, acortando su vida o
    causándole efectos secundarios como ceguera temporal, alucinaciones o
    pérdida de memoria.
  • Requisitos
    específicos: Puede necesitar ingredientes raros, rituales complejos o la
    alineación de ciertos astros. No cualquier mago podría lanzar cualquier
    hechizo en cualquier momento.
  • Riesgo
    de fallar: Si la magia es inestable o impredecible, los personajes deberán
    pensar antes de usarla. ¿Vale la pena el riesgo?
  • Límites
    definidos: Un mago puede controlar el fuego, pero no crear fuego de la
    nada. O tal vez puede leer mentes, pero solo si el otro está dispuesto a
    bajar sus defensas.

📌 Ejemplo:
Mala magia: El mago alzó la mano y con un destello de luz sanó todas las
heridas del guerrero sin ningún esfuerzo.

Buena magia con consecuencias: El mago presionó la herida
con manos temblorosas. Susurró un conjuro y sintió la energía drenarse de su
cuerpo. El guerrero sanó, pero el precio fue alto: un zumbido en los oídos y un
dolor punzante en la cabeza le indicaron que había empujado su magia al límite.

6. Falta de diversidad en personajes y culturas

🔥 Problema: Si todos los
personajes en tu historia de fantasía provienen de la misma cultura, tienen los
mismos valores o se ven igual, el mundo se sentirá artificial y poco creíble.
La fantasía debe transportarnos a mundos ricos y complejos, y si todo se reduce
a la típica sociedad medieval europea, estarás perdiendo una gran oportunidad
para hacer tu historia más original. La diversidad no solo hace que tu mundo
sea más realista, sino que también lo vuelve más interesante y lleno de
matices.

💡 Solución: Expande tu
visión de la cultura y la sociedad. Algunas formas de hacerlo:

  • Explora
    distintas inspiraciones: En lugar de basarte solo en la Europa medieval,
    ¿por qué no inspirarte en el África precolonial, la Mesoamérica antigua,
    las culturas nómadas de Asia Central o los imperios de Oceanía?
  • Variedad
    en estructuras sociales: No todas las sociedades deben ser monarquías
    feudales. Puedes crear comunidades basadas en clanes, democracias mágicas,
    civilizaciones sin líderes centrales o culturas donde la riqueza no tenga
    valor.
  • Personajes
    diversos: No todos los héroes tienen que ser jóvenes blancos y musculosos.
    Introduce personajes con distintos orígenes, habilidades y formas de ver
    el mundo. Piensa en personajes con discapacidades, neurodivergencias o
    características fuera del estándar típico de la fantasía.
  • Creencias
    y costumbres únicas: ¿Cómo ven la muerte? ¿Qué festividades celebran? ¿Qué
    valores consideran importantes? La cultura define la forma en que las
    personas viven y toman decisiones, así que dale profundidad a las
    sociedades que creas.

📌 Ejemplo:
Historia típica: El reino de Eldoria es gobernado por un rey sabio y su
consejo de nobles. Los caballeros lo protegen y los campesinos trabajan la
tierra.

Historia con diversidad cultural: La ciudad flotante de
Onkare no tiene reyes ni nobles. Sus habitantes eligen a su líder en un ritual
de tormentas, donde quien logre guiar un barco a través de las aguas
embravecidas es reconocido como el nuevo Senda del Viento. Su gente no cree en
el oro, sino en el valor de las historias contadas, y los ancianos más sabios
llevan tatuajes que narran sus vidas.

7. Diálogos poco naturales o forzados

Problema: Un buen diálogo puede hacer que los personajes
cobren vida, pero un diálogo mal construido puede hacer que suenen
artificiales, como si fueran robots o actores leyendo un guion forzado. Si los
personajes hablan de forma rígida, demasiado explicativa o sin una pizca de
emoción, la historia pierde credibilidad. Otro error común es usar los diálogos
como pretexto para meter exposición: personajes que explican cosas que ya
deberían saber solo para informar al lector («Como bien sabes, hermano,
nuestro reino ha estado en guerra con los orcos durante diez
generaciones…»
).

💡 Solución: Haz que los
diálogos reflejen la personalidad, contexto y emociones de los personajes.
Algunas claves para lograrlo:

  • Que
    suenen naturales: Lee los diálogos en voz alta. ¿Suena como algo que una
    persona realmente diría? Si se siente rígido o artificial, ajústalo.
  • Evita
    la exposición forzada: No hagas que los personajes expliquen cosas que ya
    deberían saber entre ellos. Usa la acción, los recuerdos o incluso la
    sorpresa de un personaje para revelar información de manera más natural.
  • Adapta
    el diálogo al contexto: En momentos de acción o tensión, usa frases cortas
    y directas. En escenas introspectivas o emotivas, los personajes pueden
    extenderse más.
  • Dale
    una voz única a cada personaje: No todos hablan igual. Un guerrero rudo
    hablará de forma diferente a un mago erudito o a un ladrón callejero. Usa
    su vocabulario, muletillas y tono para diferenciarlos.

📌 Ejemplo:

Diálogo malo y forzado:
«Como sabes, general, nuestros soldados han perdido la batalla porque
el enemigo nos emboscó en la colina, donde no tuvimos oportunidad de
defendernos.»

Diálogo natural y efectivo:
«Nos aplastaron en la colina, general. No lo vimos venir.»

🎭 Consejo extra: Menos es
más. No todos los personajes necesitan decir exactamente lo que piensan. A
veces, el subtexto (lo que no se dice) puede ser más poderoso que las palabras.
Un simple “Lo intenté” puede transmitir más emoción que un largo
discurso sobre el fracaso.

Recuerda: Un buen diálogo hace
que los personajes sean memorables y la historia más inmersiva. Dale a cada uno
una voz propia y deja que hablen con naturalidad.

8. Un villano sin profundidad

🔥 Problema: Un
antagonista que es «malo porque sí» es un desperdicio de potencial
narrativo. Si el villano solo existe para darle al héroe alguien contra quien
pelear, sin motivaciones ni desarrollo, su presencia será plana y poco
interesante. Un villano sin profundidad puede hacer que los conflictos parezcan
superficiales y predecibles.

💡 Solución: Dale al
villano razones para sus acciones. Un buen antagonista no es solo un obstáculo,
sino un personaje con su propia historia, creencias y objetivos. Algunas formas
de lograrlo:

  • Dale
    una motivación creíble: Tal vez cree que está haciendo lo correcto. Quizá
    su objetivo es salvar a su pueblo, pero a costa de algo terrible. O busca
    venganza por una injusticia real.
  • Hazlo
    humano (o lo que sea): Incluso los peores villanos pueden tener momentos
    de duda, traumas del pasado o relaciones complejas. No tiene que ser un
    monstruo sin emociones.
  • Haz
    que refleje al protagonista: A menudo, el villano es una versión
    distorsionada del héroe. Quizá empezaron en caminos similares, pero uno
    tomó decisiones que el otro rechazó.
  • Dale
    momentos de triunfo: Un buen villano no debería perder en cada encuentro.
    Haz que en algunos momentos parezca que va ganando, que tenga estrategias
    inteligentes y que ponga en verdaderos aprietos al héroe.

📌 Ejemplo:
Malo: El señor oscuro quiere destruir el mundo porque es malvado y odia la
luz.

Mejor: El señor oscuro fue un héroe en su juventud, pero
cuando intentó salvar su reino, su gente lo traicionó. Ahora cree que la única
forma de traer orden es eliminar a quienes no sean dignos de su visión

9. Un ritmo narrativo irregular

🔥 Problema: El ritmo de
una historia es como la música en una película: si es demasiado rápido, el
lector no tiene tiempo para procesar lo que sucede; si es demasiado lento,
pierde el interés. Una narración que se acelera sin dar respiro puede sentirse
caótica, mientras que una que se arrastra con demasiadas descripciones o
reflexiones interminables puede volverse tediosa. El problema no es solo la
velocidad, sino la falta de equilibrio.

💡 Solución: Alterna
momentos de acción con pausas reflexivas para generar un ritmo dinámico y
envolvente. Algunas claves para lograrlo:

  • Acción
    rápida, detalles breves: En escenas de combate o tensión, usa frases
    cortas y directas. Evita interrupciones largas con explicaciones.
  • Pausas
    estratégicas: Después de una escena intensa, dale al lector un respiro con
    un momento de reflexión, diálogo o exploración.
  • Variación
    en la estructura de las oraciones: Mezclar frases cortas y largas puede
    ayudar a crear un ritmo natural.
  • Cierre
    de capítulos con ganchos: No permitas que el ritmo decaiga demasiado.
    Termina los capítulos con preguntas, revelaciones o decisiones que inviten
    a seguir leyendo.

📌 Ejemplo:
Si tu historia tiene una persecución frenética, no te detengas a describir el
color del cielo. Pero después, cuando el personaje encuentra un refugio, puedes
tomarte un momento para desarrollar sus pensamientos o el entorno.

10. Un final anticlimático o forzado

🔥 Problema: No hay nada
peor que una historia increíble que se desinfla en el final. Si el desenlace es
predecible, se resuelve demasiado fácil o deja la sensación de que “faltó
algo”, el lector se sentirá decepcionado. Un buen final debe sentirse
satisfactorio, aunque no sea exactamente lo que el lector esperaba.

💡 Solución: Plantea un
final impactante pero coherente. Para lograrlo:

  • No
    resuelvas todo con un “deus ex machina”: Si el protagonista está a punto
    de morir y de repente aparece un personaje que nunca habíamos visto para
    salvarlo, el final perderá impacto.
  • Asegúrate
    de que el clímax tenga peso real: Si has construido una gran
    confrontación, el enfrentamiento final debe estar a la altura. No puede
    resolverse en dos líneas.
  • Dale
    consecuencias al final: Un buen desenlace deja huella en el mundo y los
    personajes. No basta con ganar la batalla; debe haber cambios, pérdidas o
    aprendizajes.
  • Deja
    preguntas abiertas: No es necesario cerrar todo con un lazo perfecto. A
    veces, un pequeño misterio o una duda sin resolver hace que la historia
    perdure en la mente del lector.

📌 Ejemplo:
Malo: El héroe llega al castillo del villano, lo derrota en un segundo con
un hechizo y todos viven felices.

Mejor: El héroe y el villano se enfrentan en una batalla
donde ambos quedan al borde de la muerte. En el último momento, el héroe se da
cuenta de que la única forma de ganar es sacrificando algo importante. Tras la
victoria, el mundo ya no es el mismo y las cicatrices del conflicto perduran.

Conclusión

Escribir fantasía es un desafío, pero también una
oportunidad increíble para crear mundos inolvidables y personajes que queden en
la mente de los lectores. Evitar estos errores puede
marcar la diferencia entre una historia que simplemente existe y una que
realmente brilla.

📌 Ahora dime, ¿cuál de
estos errores te parece el más difícil de evitar?
¿Has cometido alguno en
tus propias historias? ¡Cuéntamelo en los comentarios! Me encantará leerte y
debatir contigo. 🚀🔥

2 comentarios en “10 Errores al Escribir Fantasía que Están Dañando tu Historia (y Cómo Solucionarlos)”

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